“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” Proverbios 4: 23

En el versículo de hoy Dios nos manda que de todas las cosas guardadas, guardemos nuestro corazón, en la vida existen muchas cosas que guardaremos para nosotros: experiencias, secretos, palabras, y muchas otras, pero si a veces nos guardamos cosas que para nosotros resultan de gran valor, como para decirlas a los demás, porque no guardamos la más valiosa y preciosa de todas que es nuestro corazón; guardar nuestro corazón significa no entregárselo a cualquiera, es ser muy cuidadoso en el momento de fijar nuestros sentimientos en alguien, porque lamentablemente estamos acostumbrados a que cuando nos fijamos nuestro corazón en alguien, corremos y lo abrimos y lo entregamos en bandeja a esa persona, dándole el poder para edificarlo o destruirlo, como es el caso de Sansón que le abrió su corazón a Dalila de tal manera que ella lo vendió a sus enemigos para que lo mataran.

Lo que nos deja ver que hay que ser muy cuidadosos y saber a quién le estamos entregando realmente nuestro corazón. Para eso tenemos a nuestro Dios, quien es nuestra guía y refugio, si primero en nuestras vidas dejamos entrar realmente a nuestro Señor y le permitimos que él nos ayude a ordenar nuestras vidas, él nos guiara y enseñara cuales son las cosas realmente importantes, y nos mostrara cosas grandes y ocultas que no conocemos; pero sobre todo nos dará ese discernimiento que necesitamos para saber que tanto debemos abrir nuestro corazón y que tanto no, y sabremos en quien fijar nuestros ojos y corazón.

Hago un paréntesis para explicar lo que es el mana. Cuando Dios rescato al pueblo de Israel del yugo que les había impuesto Egipto para esclavitud, y los llevo por el desierto guiados por el profeta Moisés antes de entrar a la tierra prometida, el pueblo empezó a murmurar porque no tenían que comer, y se acordaban cuando vivían en Egipto y tenían comida; y Dios les envió un regalo sobrenatural que fue un alimento del cielo llamado mana para que ellos tuvieran comida mientras estaban caminando por el desierto (Éxodo 16:31).

La continuación del versículo dice porque de él mana la vida, es decir de nuestro corazón sale el alimento que llena nuestras vidas;  por lo que si estamos alimentando nuestro corazón con odio vamos a vivir en odio, si lo alimentamos con tristezas vamos a vivir en tristeza, si lo alimentamos con desprecios vamos a vivir en desprecio, y a si sucesivamente. Pero si a nuestro corazón lo alimentamos con amor, vamos a vivir una vida plena llena de amor, viviremos la verdadera vida de Reino que Dios quiere para todos nosotros.

Amados hermanos si en tu vida has sufrido desprecios, humillaciones, odios, tristezas o muchas aflicciones, no alimentes tu corazón con estos sentimientos, es decir no actúes igual que los demás, si alguien te paga con rechazo entonces tu págale con favor, si alguien te paga con odio tu págale con amor, y así con todo lo que sea que te hagan; pero nunca hermanos le paguemos de la misma manera, porque si solamente somos agradecidos con aquellos que nos agradecen entonces ¿qué beneficio tendríamos?. Hoy empecemos a llenar nuestro corazón con la palabra de Dios, llenémoslo con amor puro y verdadero, dejemos que él Santo Espíritu de Dios nos inunde y nos llene con su paz y tranquilidad, hasta que de nuestro interior corran los ríos de agua viva. Dios nunca dejara a sus hijos avergonzados, la recompensa que sembremos aquí en la tierra en otras personas, eso es lo que estamos sembrando para la eternidad.

Los bendigo a todos con un cordial abrazo y saludos, que la paz de Jesús sea con todos ustedes, y recuerden nunca dejen de orar, pues en esos momentos de tribulación y aflicción la oración rompe todo yugo y atadura, muchas bendiciones para todos y que el amor de Dios sea con todos ustedes en el nombre de Jesús.

En la época cuando estaba el profeta Moisés, cuando Dios le permitió al pueblo caminar en el desierto por 40 años, debido a sus rebeldías y para formar su carácter, durante un tiempo el pueblo tuvo mucha hambre y se empezaron a quejar con Moisés porque allí no tenían comida, y decían que era mejor estar en el pueblo de Egipto donde a pesar de ser esclavos, tenían comida.