LA VERDADERA VICTORIA ES POR MEDIO DE LA GRACIA DE DIOS
“Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá mas tu nombre Jacob, sino Israel: porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” Génesis 32: 26 – 28
Cuando vi esta cita me imagine de inmediato lo que quizás muchos pensarían al leerla, y es que uno le puede insistir a Dios para que el té de la bendición que le estas pidiendo, pues realmente eso era lo que pensaba cuando escribía este pasaje; pero hay que tener claro que Dios siempre va más allá, él nos pide que aprendamos a mirar profundamente más allá de lo que nuestros ojos simplemente ven.
Claramente Jacob era una persona que no se daba por vencido tan fácil, él durante toda su vida se dedico a luchar y no es que luchar este mal sino todo lo contrario, luchar es a lo que fuimos llamados, a tener una lucha diaria para poder obtener la victoria en todas las pruebas que se nos vayan presentando en nuestro diario vivir, pero más allá de luchar hay que tener claro cómo vamos a luchar, esto es en lo que muchos se confunden, pues tratan de hacerlo por si mismos a su manera como era el caso de Jacob.
Recordemos un poco su historia, Jacob es descendiente de Isaac que era el hijo prometido de Abraham, cuando Jacob nació no vino solo al mundo, el era gemelo con Esaú, y antes de nacer Dios sabia todo acerca de ellos, de hecho en Génesis 25: 23 encontramos como Jehová hacía mención de las dos naciones que estaban en el vientre de Rebeca la mujer de Isaac, él les estaba diciendo que iban a salir dos grandes pueblos que serian divididos desde las entrañas de la madre, y también les dice que un pueblo sería más fuerte que el otro, y que el mayor serviría al menor. Ya esto estaba predestinado en el plan de Dios, y cuando llego la hora del nacimiento Jacob luchaba con su hermano siendo aun bebes, tanto así que cuando nació Esaú “el primogénito” Jacob lo tenía agarrado del calcañar, y luego más adelante por cuestiones de la vida y llamémoslo por falta de entendimiento Esaú le vende su primogenitura a su hermano Jacob, y en otra ocasión Jacob con engaños se hizo pasar por su hermano delante de su padre, para obtener la bendición que era del otro.
Notoriamente podemos observar como toda la historia de Jacob estaba llena de pruebas, donde el aparentemente obtenía la victoria de ellas, él quería ganar y buscaba la forma para hacerlo. Pero también vemos como Dios nunca lo abandono antes él Señor prosperaba su camino, pues no olvidemos que Dios conoce nuestros corazones y él siempre va a querer formar nuestro carácter por indomable o difícil que este parezca, para Dios no hay nada imposible; era claro que Dios amaba mucho a Jacob al igual que a sus padres, por eso cuando veo la cita de hoy me llama mucho la atención como Dios nos va formando y va cambiando nuestra manera de ver las cosas, cuando Jacob lucha con el ángel, el empleo toda sus fuerzas humanas para recibir una bendición, si leemos todo el texto observamos que Jacob lucho durante mucho tiempo con él, sin darse por vencido, tanto así que el varón lo toco y con solo un toque él lo dejo cojo, luego aun después de estar cojo él le insistió al ángel y él Señor le cambió el nombre a Israel; pero si analizamos más este capítulo no es que Jacob pudiera luchar o siquiera imaginarse luchar con él Señor, pues él es nuestro Dios y él nunca ha perdido una batalla ni lo hará, él es el gran Yo Soy. Lo que estaba haciendo Jacob, era luchar con sus fuerzas y no estaba haciéndolo de la manera indicada pues no estaba confiando plenamente en el Señor, en el libro de Oseas 12: 2 - 6 vemos una descripción de este tema, donde vemos como efectivamente Jacob venció al ángel, pero sigue diciendo: prevaleció, luego lloró y después le rogo, vemos como Jacob estaba entendiendo, para que Dios nos bendiga y nos ayude debemos confiar plenamente en él, debemos rogarle y no tratar de hacer las cosas a nuestra propia manera sino debemos hacerlas como Dios nos enseña y manda. Debemos confiar en él y volvernos siempre a él, para que nos instruya, nos guíe en nuestro caminar para que siempre nos muestre el camino de la salvación.
La verdadera victoria no la hayamos cuando logramos aparentemente ganar algo si esto es algo efímero, la verdadera victoria la hallamos por medio de la gracia de Dios que nos da como premio la corona de vida que es eterna, la encontramos cuando somos humildes para aceptar que cuando somos débiles somos fuertes en Cristo Jesús y cuando entendemos que lo imposible para los hombres es posible para Dios.
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